Un Poco de nuestra tierra

CAPILLA DE LA CALLE ESPAÑA

Es un bello edificio de estilo neogótico, adosado al Hospital, comprado y restaurado por el Ayuntamiento en 1998. Tiene una clave rectangular y ábside poligonal de cinco lados. En las paredes laterales se observan falsos contrafuertes que enmarcan las ventanas de arcos góticos y la puerta principal.
Con una superficie de 150 m2, hoy día éste singular edificio es utilizado para actos culturales, exposiciones temporales, y principalmente, para la celebración de matrimonios civiles.
Fue construida a partir de 1927 como Capilla dedicada a la Virgen del Carmen con idea de ser también utilizada para los servicios religiosos del hospital que se construyó a su lado, por iniciativa de don Antonio Girona Ortuño, rico e importante político nacido en nuestra localidad. Diputado Provincial en varias ocasiones, ostentó también la Jefatura de la Unión Patriótica en todo el distrito, siendo considerado en su época un gran filántropo, ya que construyó viviendas sociales y cedió los terrenos para la construcción del hospital anexo a la Ermita.

 HOSPITAL

El edificio se proyectó en 1929 para ser utilizado como moderno hospital, y como tal se construyó, distribuyendo la planta superior en dos pabellones, uno para hombres con seis habitaciones y el otro con siete, para mujeres. Junto a éste último pabellón también se acondicionó la estancia para cinco religiosas Carmelitas con un pequeño comedor.
En la planta de abajo existía una gran sala con capacidad para ocho camas, un pequeño botiquín y laboratorio, oficinas y una sala de operaciones. Además, justo detrás, un enorme patio con un pozo servía de lavadero, y apartado del resto del edificio, una pequeña sala prevista para pabellón de infecciosos.
Al menos en dos ocasiones fue rechazado el proyecto por la Comisión Provincial de Sanidad, ya que incumplía en muchos puntos las normativas que entonces se exigían para un edificio de éstas características, y adolecía de bastantes defectos:  Se proyectaban 13 camas, cuando el mínimo exigido para la población de entonces (7000 habitantes) era de 25.  Faltaba capacidad de local por enfermo, ya que como mínimo hacían falta de 37 a 40 m3,  mientras que el proyecto presentaba de término medio 32 m3 por paciente. Algunas salas tenían ventilación indirecta, y éste era otro problema de difícil solución.  
El resultado final es que el Hospital no tuvo el éxito esperado, y las monjas apenas atendían a algún enfermo esporádico, por lo que aprovecharon la sala de abajo para dar clases a las niñas.
En 1931 finalmente se suspendió  la subvención a las Hermanas Carmelitas Descalzas y se rescindió el contrato que se tenía con ellas, por lo que finalmente abandonaronn el edificio y se trasladaron a la calle Cervantes, donde continuarían hasta el final de la guerra impartiendo clases.
El hospital en realidad sólo se utilizó como tal en los últimos meses de la guerra, cuando fue autorizado para atender heridos, denominándose hospital de sangre.
Sobre el tejado se pintó una enorme cruz roja.
También fue usado para albergar a algunos refugiados durante la guerra, y al acabar la contienda, como prisión provisional.
El 7 de enero de 1961 se inaugura en un salón de la primera planta la biblioteca municipal, que en 1984 se traslada a un local en Pablo Picasso que pronto se queda pequeño. De nuevo, en 1992 vuelve a habilitarse un nuevo local aquí, esta vez más grande (175 m) y en la segunda planta.
Fuente: “Almoradí, Un recorrido histórico” de José Antonio Latorre Coves

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Escudo heráldico

El actual escudo heráldico de Almoradí, que comienza a utilizarse oficiosamente en el Programa de Feria y Fiestas de 1.971, no es adoptado definitivamente hasta 1.976, una vez recibido el dictamen de la Real Academia de la Historia, que aprueba que el escudo de Almoradí sea:
" Cortado. 1º, de gules, la cruz de San Andrés, de oro, cuatro palos, de gules.
Al timbre corona real cerrada"
Cuando la Corporación Municipal, incorporándolo al programa de Feria y Fiestas de 1.971, divulga el nuevo escudo, ya el Juzgado Privativo de Aguas del Azud de Alfeitamí venía utilizando sus componentes esenciales en el sello con que timbraba sus actas y documentos.
El autor o autores de este válido antecedente del escudo heráldico municipal conocerían, sin duda, un célebre manuscrito escrito entre 1.791 y 1.816 por don José Montesinos Pérez Martínez de Orumbella, con el título "Compendio Histórico Oriolano" que actualmente se conserva en la Caja Rural Central de Orihuela.
En esta monumental obra, incluye Montesinos su "Crónica Suma de la Ilustre Universidad Regia de Almoradí", que inicia con un dibujo un tanto rudimentario del escudo de "la célebre Universidad Regia de Almoradí (que ni es villa ni es lugar...), Con la cruz de San Andrés y los palos de Jaime el Conquistador. Y es, sin duda alguna, y salvo alguna diferencia, el que ha inspirado el actual blasón municipal.
El propio Montesinos nos informa que Almoradí fue "poseída, de cartagineses, africanos, romanos, visigodos, godos y moros cuyos bárbaros otomanos la poseyeron lastimosamente, con mezquita muy principal en culto de su profeta Mahoma 542 años, esto es, desde el de 714 hasta el de 1.263, que el invictísimo Rey de Aragón don Jaime I el Conquistador, la rescató día 30 de noviembre, propio del Apóstol San Andrés, habiéndose visto la noche anterior a su conquista por todo el ejército cristiano milagrosamente sobre la mezquita una aspa dorada, símbolo del martirio de San Andrés, por cuyo motivo mandó aquel invicto monarca que, purgado dicho sitio de las inmundicias mahometanas, se dedicara y consagrase con toda solemnidad en honor de este Santo Apóstol, como efectivamente se hizo en el siguiente año de 1.264"
No es, pues, casualidad insólita la organización heráldica aprobada para nuestro municipio; si bien estimamos que en el manuscrito de Montesinos se mezclan la historia, la leyenda y el mito.

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El Azud de Alfeitamí, un entorno para los que nos visiten en el duatlon

El Azud de Alfeitamí es una de las obras de ingeniería de riego más importantes de la parte final del Segura y sus primeras configuraciones datan de finales del siglo XVI. En la actualidad riega 20.987 tahúllas, casi 2.500 hectáreas, de los términos municipales del propio Almoradí, Daya Nueva, Dolores, San Fulgencio, Rojales y Formentera través de las acequias del Río y la Acequia Mayor de Almoradí. Pero además, de sus aguas muertas –recogidas por los azarbes como sobrantes de riego- se benefician un buen número de hectáreas en otros términos municipales.
El Azud de Alfeitamí, una costosa inversión sufragada en su mayor parte por los almoradidenses, supuso sin embargo un elemento fundamental para el despegue de la economía y de la población tanto de Almoradí como de otras poblaciones cercanas.
A lo largo de los tiempos sufrió modificaciones, en parte por las necesarias reparaciones y en parte por la mejora de la tecnologías aplicables. Junto al azud había un molino, hoy desaparecido, que aprovechaba la fuerza de las aguas para transformar el cereal en harina. Parte de la maquinaria de ese molino puede observarse en el Instituto de Enseñanza Secundaria que lleva su nombre en Almoradí.